domingo, abril 22, 2012

Cuestión de perspectiva

Siempre suelo encarar los grandes retos (un viaje, un cambio de trabajo, una operación de corazón, ehem) con una mezcla peligrosa de animosidad y ansiedad en proporciones que nunca sé cómo ponderar.
Para manejar mis nervios suelo emplear mecanismos involuntarios de defensa, el más usual es centrar toda mi preocupación en un pequeño pero inmediato problema (dónde dejé los auriculares, podré pasar el control de aduanas con las dos botellas de limoncello que me encargó mi tía, se romperan los brakets con la anestesia). Estos problemas puntuales distraen mi atención del foco principal.

El día 29 de marzo no fue menos.