miércoles, junio 26, 2013

El primer mes de preparación de la XXXIII maratón de Valencia: esquivando el efecto dominó

La semana pasada concluí mi primer mes de preparación para afrontar con garantías de terminar la maratón de Valencia en noviembre.

Pensaba que llegaría más tarde, pero en la tercera semana tuve que afrontar el temido (para mí) "efecto dominó". Denomino efecto dominó al proceso por el que un pequeño contratiempo llama a otro, y éste a otro, y así sucesivamente, y cuando quieres darte cuenta han pasado días o semanas y te has alejado mucho de tu objetivo.


En mi caso la primera ficha en caer fue una rinitis, luego un par de molestias, y el motivo último intentó aparecer: la desidia, el abatimiento. Conseguí conjurarlo a base de lecturas y motivación, así que este efecto dominó duró solamente diez días, volviendo al entrenamiento lo más entero posible.

Cosas que motivan de este último mes:
- He superado mi primera crisis de motivación
- Conseguí terminar un cuarto de maratón sin dejar de correr
- He cumplido bastante bien la planificación (cuando he entrenado)

Cosas a mejorar para los siguientes meses:
- Perder peso, corro con una mochila de kilos que cuesta mover.
- He marchado lento, cuando digo lento es muy lento. Suerte que este año el límite de tiempo se ha extendido a seis horas. Espero que con la puesta en forma progresiva pueda ir bajando algo los ritmos y no agobiarme por llegar fuera de control.
- Mejorar la técnica de carrera y fortalecer algo mis sedentarias piernas. Me he puesto a ello estas últimas dos semanas, de manera bastante simbólica para no agotarme en exceso.
 - No he competido en ninguna carrera, quizás sea tiempo de ponerme algún día un dorsal y probar a ver qué pasa

En resumen, creo que lo voy a conseguir.


lunes, junio 03, 2013

Preparando la Maratón de Valencia 2013. Segunda semana

Continuamos con la preparación de la maratón, con la segunda semana del primer ciclo de preparación, el denominado "acondicionamiento previo".
El acondicionamiento es un período necesario para retomar el hábito de entrenar, acostumbrar al cuerpo a los esfuerzos y a las recuperaciones.
Se trata de trotar o marchar a un ritmo muy suave, entre el 60% y el 70% de la frecuencia cardíaca máxima, rango conocido como R1.
Vale, ¿y cuál es mi frecuencia cardíaca máxima?
Como explica muy bien Xavi, la fórmula 220 menos la edad no sirve para mucho, así que he tomado el resultado de la única prueba de esfuerzo de hice, hace ya algún tiempo. Supongo mi FMax en 190.

Lo de la frecuencia cardíaca está muy bien, pero sin un pulsómetro no te vale para mucho, la verdad. Correr con una mano en la yugular y contando latidos es una manera poco efectiva de entrenamiento.
Así que intenté ponerle pilas a mi Polar, pero en todos los lugares se negaban argumentado que fuera a "la casa".
El reloj no tiene pilas, así que no puede contestarme, además, es un reloj y no habla, afrontémoslo.
Así que, aprovechando que tenía que comprar leche, me fui a Carrefour y me compré un Gps marca blanca (CRW 20 GPS). Funciona. Mide la frecuencia cardíaca, calcula la distancia. No canta ni baila, pero de momento estoy contento con él.

Entonces, ¿qué he hecho esta semana?

Esta semana he salido cuatro veces a correr.
Una primera de toma de contacto, 5 km. y tres salidas de 7 km. Contento por cumplir lo planificado.
He intentado no acelerarme demasiado, pero creo que ese va a ser mi caballo de batalla, efectivamente termino con una frecuencia media dentro de la citada R1, pero lo cierto es que la última parte de los entrenamientos corro por encima de la misma. Y en el último entrenamiento empecé a notar el cansancio acumulado.
¿Señales de demasiada velocidad? Lo veremos en el próximo capítulo.