lunes, abril 15, 2013

La invención de la rueda

Dado mi (ya no tan) nuevo perfil laboral "entre trabajos", decidí ponerme a buscar cursos online que me sirvieran para ir completando o iniciando campos de conocimiento interesantes o, sencillamente, sobre temas que me interesaran.

El mundo de la formación universitaria online está empezando a ser bastante potente, hay gran variedad de cursos, mucha oferta y bastante calidad. Los cursos gratuitos no dejan de ser una iniciación, un pequeño aperitivo por si más tarde el estudiante quiere seguir adelante en la materia, además de suponer una tarea de crear hábitos de estudio no presencial.

La plataforma que he empleado ha sido Coursera, que recoge gran variedad de cursos de decenas de universidades, mayoritariamente americanas (tanto estadounidenses como alguna mejicana), tales como Princeton, Duke, John Hopkins, Wisconsin-Madison (je), o la escuela Berklee.

Acabo de terminar un curso de Berklee sobre composición, aunque centrado en la escritura de letras más que en la armonía o en la melodía y, realmente, me ha sido muy útil porque ha servido para cuestionar todo mi repertorio, y entender por ejemplo el concepto de prosodia que, por cierto, no he empleado en esta entrada, je; o la capacidad de análisis de una canción, lo que me ha llevado a poder darle muchas más vueltas a canciones que pensaba terminadas  o a componer sobre ideas que llevaba tiempo dándole vueltas.

Siempre he valorado especialmente la capacidad que la música y, a través de ella, el desarrollo de la creatividad ejercía en mí. No hay mejor sensación  que, entre letras, acordes y melodías han pasado horas  sin darte cuenta. Desde hace dos años emprendí un camino por el que me propuse mostrar mi música fuera de las cuatro paredes de mi casa.

He cometido muchos errores, uno de los principales ha sido actuar algunas veces no tan preparado como quisiera, sin llegar a desarrollar tanto las canciones o la ejecución, sin llegar a dar un mensaje claro, o sin ser divertido. La ansiedad y las ganas a veces pueden ante todo.

Ahora mismo echo la vista atrás y creo que he mejorado como músico, como compositor e incluso, algo como cantante. No quiero decir con esto que sea la bomba, pero sí que tengo la sensación de haber abandonado el puerto y haber emprendido un viaje para toda la vida.

Porque eso es la mí la música, un viaje para toda la vida. Espero que os subáis en algún momento al barco.