domingo, septiembre 23, 2007

Pecando de egocéntrico


Diría que el interior de mi cerebro parece una pintura de Escher. Nunca sé si realmente subo o estoy bajando. Cuando miro por la ventana del tren y creo que avanzo, ¿realmente lo hago o son los árboles los que se mueven y soy yo el que estoy parado?

Ojalá nos encontráramos entre tantas escaleras

9 comentarios:

Elena dijo...

¡Ay, ya me está entrando el vértigo que sufría cuando mi campo visual era más estrecho (de pequeña) y delante de unas escaleras anchísimas no sabía si adelantar el pie subiéndolo o bajándolo! ¡Ay!

Estrella dijo...

una pintura original y sorprendente, eso es lo que es el interior de tu cerebro.

Falingo escribe dijo...

El peor vértigo es el que puedes llegar a sentir con los ojos cerrados, :S

Pablo*NSN dijo...

Todo es relativo... pero ¡cuidado con los trampantojos!

Estrella dijo...

Nada mejor en una crisis de vértigo que pemanecer inmóvil en la oscuridad hasta que todo cese de girar ...

Falingo escribe dijo...

¿Los trampantojos? vaya, no sé a qué te refieres, Pablo!

No es mi vértigo el que me preocupa, sino que todo se desvanezca, como un heladito dejado caer sobre la arena en agosto

Pablo*NSN dijo...

¿Cómo? ¡No me vas a decir que la escalera de Escher se puede construir en realidad! Para mí que es un trompe-l'oeil. Aunque ahora que lo pienso, este término a lo mejor no se aplica a esos dibujos imposibles de Escher... ¿Hay realmente una escalera de Escher en el interior de tu cerebro? (Que lo parezca es otra cosa). Ay, que creo que ya me he liado.

Falingo escribe dijo...

Jo, Pablo, yo creo que sí , que hay realmente una escalera de Escher en el interior de mi cerebro, pero no sé cómo se construye, ya vengo así de fábrica ... :-)

nennella dijo...

Pues aprovecha!! A subir o bajar según esté la marea!!