Ayer por la mañana disfruté de una nueva sesión de "preparación a la intervención", el master que estoy haciendo este mes. La asignatura era "¿Necesita sangre? Tráigase la suya", que consiste en la extracción de varios centilitros de sangre semanalmente.
La dicharachera enfermera, muy amable, pero que el día anterior no acertó con la vena y me dejó como resultado un brazo que parece directamente sacado de una farra en "Trainspotting" me instaló en una camilla donde buenamente pudo. Siempre es bonito tener a gente trabajando en su PC mientras a uno le baila todo.
Así, tras finalizar la extracción, tuve que sacar mi propio zumo "los recortes", dijo la apurada enfermera. Tras un momento Pepe Viyuela de pérdida de zumo en mi sueter, me dispuse a marearme convenientemente.
Así, desde mi posición horizontal veía los baldosines de color verde oliva desgastados por el paso del tiempo y la lejía. Los de arriba estaban peligrosamente desvencijados. Y el crucifijo, añejo como un single de Luis Aguilé, se movía. Lo juro.
Aunque igual era yo, claro.
Para rematar la tarde me dio el momento creativo. Es una suerte tener aficiones verdaderas, de esas en las que te sumerges creando algo y da igual la hora que sea. Así, pude componer una melodía, grabarla en formato acústico en el estudio casero, y además montar un vídeo de presentación.
Rafa en su Pecera en acción. El resultado podéis verlo aqui mismo:
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