Siempre suelo encarar los grandes retos (un viaje, un cambio de trabajo, una operación de corazón, ehem) con una mezcla peligrosa de animosidad y ansiedad en proporciones que nunca sé cómo ponderar.
Para manejar mis nervios suelo emplear mecanismos involuntarios de defensa, el más usual es centrar toda mi preocupación en un pequeño pero inmediato problema (dónde dejé los auriculares, podré pasar el control de aduanas con las dos botellas de limoncello que me encargó mi tía, se romperan los brakets con la anestesia). Estos problemas puntuales distraen mi atención del foco principal.
El día 29 de marzo no fue menos.
4 comentarios:
Eres un fenómeno. Estoy orgulloso de cómo has llevado lo de la operación. Yo en tu caso, no creo que lo hubiese llevado con tanta entereza.
Tengo que probar yo esa técnica de distraerme con los pequeños detalles...
Me alegro Rafa, que estés bien, esa es la meta más importante, un abrazo.
Y dime, con el bricolaje cardíaco que te hicieron, ¿podrás volver a correr en un futuro próximo?
¡A ver si escribimos más! (ejem, lo digo también por mí).
Hola!
Vaya abandono de hogar que he cometido, llevo sin entrar bastante tiempo!
Gracias samarut por los ánimos!
A ti Guille, gracias por todo!
Pablo, en teoría sí que podré volver a correr, más pronto que tarde, como siempre sin querer ganar ninguna carrera, pero seguro que en mejores condiciones que hasta ahora!
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