lunes, noviembre 12, 2012

"Argo" en lo que creer

“Adiós pequeña, adiós” supuso una de las mayores sorpresas de la cartelera en el año 2008. No sólo por contar una historia estremecedora de manera brillante, estar muy bien construida e interpretada, sino porque el director de la cinta era Ben Affleck que, aunque había ganado un Óscar como guionista de la, para mí sobrevalorada "El indomable Will Hunting”, es conocido por ser actor de peliculazas como “Daredevil”, “Una chica de Jersey” y esa obra maestra que es “Armaggedon”.

Igual no es tan obra maestra, ¿verdad?. Esos meteoritos que van a darle a la tierra, el tío Bruce dándolo todo... "Armaggedon", no!

Realmente nos gustan las pelis que dirige Ben Affleck , pero no nos gusta que salga Ben Affleck. Cuando actúa confunde contención con inexpresividad, con un toque de mirada de besugo que podríamos denominar como “mirada Chuck” en homenaje a Chuck Norris. Él se reserva papeles con cierta aura de misterio, pero tú y yo sabemos que no es misterio, es tirarse el pisto por no saber qué decir.

Que no actuase en “Adiós pequeña, adiós” aportaba un valor añadido a la película, y por eso nos parece mucho mejor que “The town” (que también nos gustó).

En definitiva, fui a ver “Argo” porque la historia resultaba interesante y tenía curiosidad por saber cómo evoluciona la carrera de Affleck.

Después de un prólogo muy bien construido en el que nos ponen en contexto, la película aborda la crisis diplomática en Irán en el año 80 tras el asalto de la población a la embajada americana en Teherán, con un inicio emocionante en el que seis funcionarios consiguen huir y ser escondidos por el cónsul de Canadá.

Una aproximación muy recomendable a la historia de Irán y a la idiosincrasia del pueblo iraní se encuentra en el film francés "Persépolis", altamente recomendable.

Para el rescate de los rehenes se reúnen varios comités de crisis: unos de esos "think rooms" en los que varias personas con gran poder de decisión sobre cualquier cosa manejan un caudal de información de manera bastante discutible. Sólo el personaje de Affleck acierta con un plan arriesgado: entrar en el país como parte de un equipo de rodaje de una película de Serie B de ciencia ficción, estilo La Guerra de las Galaxias. Su jefe, el impagable Bryan Craston - el profesor de química más peligroso que existe a este lado del río Mississippi - es quien le presta apoyo.


La película mantiene el tono de manera ejemplar, gracias a un guión bien construido, que sabe mezclar estilos con las dosis justas de humor, acción, thriller. Y el trabajo de los actores es magnífico. Mis favoritos son Alan Arkin y John Goodman, una pareja de profesionales de Hollywood que están de vuelta de todo y que prestan su ayuda y sirven para reflejar el ambiente del Hollywood de los ochenta - abrumado por series de televisión de cuarta y a remolque del éxito de "Star Wars".

No pretendo destripar la peli, porque vale la pena. Lo que menos me ha gustado ha sido la manera en que Affleck resuelve la historia de su propio personaje.

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